El
aprendizaje es parte fundamental para nuestro desarrollo en la vida. En todos
los aspectos o áreas de la misma es necesario para avanzar adquirir los
elementos que nos permitan desarrollarla y adaptarnos a nuestro entorno. Por lo
tanto, la cultura es una parte fundamental para ese desarrollo.
A nivel sexual,
particularmente en las mujeres, esa “cultura" ha condicionado el deseo
sexual de una forma determinante. Los roles de género marcan nuestro
comportamiento sexual, estamos condicionadas/os a comportarnos de una
determinada manera por el hecho de ser mujer u hombre.
Desde
pequeñas aprendemos muy bien la lección. La mujer aprende a “ser deseada” y el
hombre a “desear”. Esta diferencia marca de forma importante no solo nuestro
comportamiento sexual sino nuestro comportamiento ante la vida.
Podemos
apreciar a lo largo de la vida de la mujer y en sus diversas etapas, lo mismo en
el hombre, cómo esta condición “ser deseada” (en la mujer) y “desear” (en el
hombre) dirige nuestras relaciones con el otra/o.
Si
ponemos atención a nuestro lenguaje, que es la traducción de nuestras creencias
internalizadas o aprendidas, veremos cómo lo llevamos a la práctica sin ser muy
conscientes de ello.
Una
tarde una amiga (heterosexual) que acababa de cumplir los cincuenta años me
comentaba que un hombre encantador, guapo e interesante la había invitado a
salir a cenar, ella se lo pensó. Finalmente, le puso una excusa y no aceptó tal
invitación a pesar de que lo deseaba. Le pregunté cuál había sido el
motivo de su negativa, "la verdad - me contestó - ¿de qué le voy hablar?
además estoy un poco gorda, tendría que arreglarme, a estas alturas ¿quién te
puede tomar en cuenta? No estoy segura de ser lo suficientemente
atractiva, ya no tengo edad para estas cosas, etc..."
En
ningún momento mi amiga se planteó lo que ella realmente quería, “lo deseaba”
“quería pasar una velada interesante”. El sentirse poco deseada – según
ella – fue un motivo más fuerte que sus propios deseos y necesidades.
Cuando
hacemos valer realmente lo que deseamos, no hay excusas que impidan realizar
aquello que queremos. Cuando comenzamos a "adueñarnos" de nuestros
deseos como de nuestros cuerpos, las presiones sociales y mandatos de género
pierden su fuerza.
¡Qué bueno, Gloria! Esos dos conceptos "desear" y "ser deseada" han arrojado mucha luz sobre pensamientos y comportamientos míos y que también veo en mis amigas. Al leerte, me han encajado muchas cosas. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn beso,
Inés
Muchas gracias Ines. Ambos conceptos tienen mucha "tela"... seguiremos desmenuzandolos!
EliminarExcelente Gloria, me ha encantado volver a leerte me aporta muchísimo como mujer y profesionalmente. Cuanta razón tienes, demasiadas mujeres comparten esa idea de que a determinadas edades no se puede ser atractiva o no te pueden desear y se niegan la licencia de desear ellas también.
ResponderEliminarMil besos.
Muchas gracias Pilar!, qué algría encontrarte y saber que nos aportamos en esto de leernos y escribirnos.Seguiremos...
EliminarBesos